La temperatura en el lugar de trabajo no es una cuestión trivial. Si echamos un vistazo a la ley española en esta materia, comprobamos que es bastante flexible en cuanto al número de grados que debe marcar el termómetro en los centros de trabajo. Así, la Guía Técnica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo recomienda que la temperatura en entornos laborales considerados sedentarios debe oscilar entre 17 y 27ºC. Mientras, en aquellos donde la labor sea física debe situarse entre los 14 y 25ºC. Por debajo de 14ºC o por encima de 27, se puede producir estrés térmico.

Estrés Térmico

El estrés térmico es el malestar que se experimenta cuando la permanencia en un ambiente determinado exige esfuerzos por parte de nuestro organismo para mantenerse a 37ºC. Unas temperaturas inadecuadas en el centro de trabajo, no solo pueden afectar a las relaciones laborales entre compañeros, sino también a su productividad y capacidad de concentración.

Frío y Productividad

En este sentido, un estudio del profesor del departamento de diseño y análisis ambiental de la Universidad Cornell de Nueva York, Alan Hedge,  indica que los empleados en entornos por debajo de los 20ºC cometen un 44% más de errores y son menos productivos, ya que dedican parte de su jornada laboral a corregir sus imperfecciones. Sin embargo, si se sube levemente la temperatura, se reducen sustancialmente los fallos y aumenta la eficiencia.

Temperatura y Salud

Otro estudio, el realizado por Carlos Martínez, asesor de empresas del IBEX 35, se centra al estrés térmico por exceso de temperatura, condiciones en las que el organismo se altera de modo que aumentan la probabilidad de que se produzca un accidente laboral. Además, la exposición a unas altas temperaturas en el centro de trabajo puede, en casos graves, empeorar dolencias previas o producir diversas molestias relacionados con el calor: calambres, deshidratación, pérdida de conocimiento a diferentes niveles y erupciones cutáneas.

No debemos olvidar que el estrés térmico puede darse en otros entornos como el hogar. Cada persona tiene un percepción térmica propia, y ello puede crear distintas opiniones sobre cual es la temperatura ideal de un espacio cerrado y compartido. Un buen punto de encuentro podría ser una temperatura de  21ºC, valor que los expertos consideran ideal para mantener el confort en invierno.